Y como todo, he de
acabar aquí, mas seguiré presente. Un fantasma preso de la memoria de quienes
conmigo caminaron yendo o viniendo, o
sólo siendo un rumor para quienes sólo les ofrecí el saludo.
Ni en la mínima parte
del tiempo podremos borrar nuestras huellas; el instante que dura una mirada
curiosa y tímida, ya estamos en alguien más.
Y si no había causa alguna para terminar por convencerme de
que quiero estar a tu lado, apareces sólo como tú sabes hacerlo, seduciendo,
sin que lo puedas notar o premeditación,
a mi fantasía, y va creciendo esta ansiedad que se convierte en dolor, y
mientras sufro en esta realidad, más por gusto que por resignación, encuentro
contigo, o mejor dicho, en ti, la tinta de mi por siempre desdichada pluma.
Moriré de
noche para que tus lágrimas se extingan antes de derrarmarse con los rayos del
sol... moriré con una sonrisa en mi rostro para intentar contagiartela...
moriré para hacerte libre de mi... moriré y sin más tendremos que separarnos...
si no te estoy atando no debes hacerlo tu conmigo... dime adiós... pues no
sabré decirte si cuando llegues donde yo, me encontraré en el mismo espacio.
Mi mente se
empieza a sumergir en un mundo más oscuro que el negro, ni siquiera encuentro en el caos de mi cabeza
algo quemándose, que no importando lo que sea, me brinde tan solo
un poco de luz para mirar a quien tengo a lado; pronto tocas mi hombro... ya
no importa en donde me encuentre, ya no importa el caos de alrededor, ya no
importa la luz que no poseo, sólo me importa que estas tú.
© Alexander Zante 2013