lunes, 28 de julio de 2014

Soy un soñador... pero no uno mediocre.


Alexander Zante
 
¿Sueños, desvaríos o aires de grandeza?, no lo sé. Hay tantas cosas que desconozco, ¡ojalá mi desconocimiento únicamente competiera a las cosas del universo!, pero no, concierne también a mi persona; al menos puedo afirmar, quiero creer, que soy humano, aunque si lo reconsidero, ese término resulta demasiado petulante; animal ligeramente racional, suena mejor.

He conseguido, hasta ahora, todo aquello que he me propuesto. Partiendo de este punto, es necesario mencionar que todo propósito, meta, objetivo o su "sinónimo" favorito, como sea que deseen nombrarlo, sufre transformaciones, pasando de lo etéreo a lo tangible, siendo su origen único el sueño.

Se está perdiendo, o se ha perdido, la hermosa costumbre de soñar, -por un segundo me estaba incluyendo en ello-, el hecho de que me excluya de esta "afirmación", aún en duda hasta su corroboración, no me hace mejor, yo vivo soñando, sólo es eso.

Varios, tal vez dirán, que es una pérdida de tiempo, claro, tal es la probabilidad de que pudiera como de que no pudiera serlo, y creo que esta expresión simplemente es despedida por labios que temen depositar su fe en una posible torre de naipes, que debieran recordar, depende de nosotros mismos elegir los cimientos. Esto demuestra que el no permitirse soñar es cuestión de auto-desconfianza.

Siempre tengamos presente:

"Todo es imposible si no lo intentas"

Hace ya algún tiempo que no me importa gritar mis sueños al mundo, incluso si las risas de las personas a mi alrededor únicamente brotan para burlarse de mis "ridiculeces", yo les devolveré una sonrisa amigable, mientras expreso mi máxima de reciente creación:

-Hay quienes pensarán que estoy loco por las metas que me he impuesto, pero si habré de soñar no será tan mediocremente-

 Estoy orgulloso de ser un soñador, pero no soy de esos mediocres.



© Alexander Zante 2014