sábado, 21 de diciembre de 2013

Un pensamiento nocturno


Unas letras a modo de breve introducción: pensar, o quizá lo más adecuado sería decir reflexionar o meditar, nunca me ha representado gran dificultad, pues el problema, en realidad, es hallar las palabras adecuadas para transmitir, de la forma más clara, las ideas que me perturban en mis momentos de consciencia, para mi felicidad y desgracia; he ahí el por qué de mi escasa escritura...


En varias ocasiones me he quedado, ante un enunciado positivo o un halago, expectante a la aparición de su oposición, pues solemos esconder un puñal entre las rosas, no sé porque razón (dudo firmemente que nos mueva la consideración o la educación), aunque pocos, y gratos, son los casos en que este antagonista no pasa a escena. Esto, evidencia la ligera influencia que la sociedad, en la que me está tocando vivir, ha hecho sobre mi persona: estar siempre alerta, esperar lo peor.

 Pd: un lobo de origami hecho por mi.


© Alexander Zante


martes, 10 de diciembre de 2013

Con estas letras quiero evitar gritar tu nombre

Ahora que tengo libertad de tiempo, y que mi mente no se  haya atiborrada con los conocimientos de campos ajenos al de las letras, salen de su escondite los recuerdos sobre ella; a tono con las festividades del momento, cambiaría lo que pudiera obtener con el ritual de despedida al año que concluye, por un único deseo que surtiera efecto mientras escribo éstas letras, olvidar tu nombre.

El por qué es bastante sencillo de explicar: si a mi saber desconozco tu nombre, instantáneamente eres inexistente, pues los rostros, aun en la constancia, difícilmente puedo grabarlos; por ende, mis letras habrán de dirigirse a un algo cuya vida pende entre lo que, creo, he vivido en esta realidad y la fantasía de mis ensueños, haciendo surgir una agónica duda, para la que irremediablemente, con el tiempo, hallaré un final absoluto.

En cambio, un nombre, incluso inventado por ti, me ofrece la posibilidad de darle dirección a mi cantar, y adjunto al recuerdo de tu nombre, vendrá tu imagen, que se hará de un espacio permanente en mi consciencia, te habré de convertir en mi enfermedad recurrente.

Tanto es así  que sobre papel, lo juro y firmo, tengo impregnados al rededor de cincuenta pensamientos que me produjo una.

Y es con este escrito, que busco evitar gritar tu nombre, pues de hacerlo, comenzaré a albergar la esperanza de que esta vez, si habrás de acudir a mi llamado.

Alexander Zante © 2013

Twitter: @Alexander_Znt

Palabras que no te quiero dar

Tengo ganas de arrancarme la piel para hacer libre, de la cárcel que es mi cuerpo, lo que me está corroyendo internamente, pero aun con esta facultad adquirida, ¿a dónde es que podrían ir?, ¿en qué lugar alguien pudiera darles asilo?
Por ello, aunque así lo desee, necesito hallar un modo en que los daños sean mínimos y, al mismo tiempo, me permita desahogar la desesperación, antes de que pierda el juicio.

¡Tinta!, donde fue que dejé el tintero, -pronto me encuentro debajo de una lluvia de papeles- decepción menos sufrible pero no por ello pierde su naturaleza...- despues me preocuparé por esto-
Requisito para un texto: papel, tinta, un sentimiento que debo apartar y -exacto- pluma...
Aquí es donde veo desde cuando me he apartado del maravilloso mundo del arte, donde puedo dejar a mis yo pasados y seguir con la farsa que es mi rostro sonriente.

Hallado el último requisito, tomo con gran fuerza mi amada pluma, la acerco con rapidez y fijo certero el objetivo, para evitar un prolongado dolor que me impida extirpar su veneno,... se abre -erróneamente pensé escribir ante mí- en mí, el sustituto perfecto de mi tintero...

En tu honor mis versos bañados en cianuro,
Mostrarán ya sólo el vestigio
Quizá deformes el propósito a adulación,
Incompetente selectivo...

Alexander Zante © 2013

Twitter: @Alexander_Znt